La función cognitiva superior involucra la toma de decisiones, planificación, y creatividad. Impacta nuestra habilidad para adaptarnos y prosperar en el mundo.
Un padre ocupado planifica las comidas para la semana, completa un proyecto de trabajo, y ayuda al hijo con una tarea de matemáticas. Una estudiante universitaria se prepara para un examen final y decide qué clases tomará el semestre siguiente. Una gerenta entrena a un nuevo empleado, aborda la queja de una clienta, y completa el presupuesto del departamento. En todas estas situaciones, está en juego la función cognitiva superior.
La función cognitiva superior refleja nuestra habilidad para lidiar con situaciones complicadas y tomar decisiones en base a un panorama más amplio. Involucra la resolución de problemas, la creatividad y la adaptación al cambio. Es una de las subcategorías medidas en el proyecto Mental Health Million (Salud Mental del Millón MHQ – Cociente de Salud Mental, por sus siglas en inglés)).
Si cuenta con una función cognitiva superior saludable, probablemente puede hacer lo siguiente:
- Adaptarse cuando enfrenta un cambio en la rutina.
- Generar ideas nuevas y hallar soluciones a los problemas.
- Establecer prioridades y organizar tareas y actividades.
- Asumir riesgos calculados al tomar decisiones.
Una persona con dificultades en términos de la función cognitiva superior puede:
- No poder encontrarle sentido al mundo
- Tener dificultades para tomar decisiones
- Asumir riesgos que no se corresponden con el panorama más amplio
Causas de una baja función cognitiva superior
Puede haber múltiples causas para una función cognitiva superior débil. Alguien puede estar luchando contra un problema subyacente de salud mental que impacta su habilidad para pensar. Por otro lado, un individuo pudo haber tenido una lesión cerebral o estar bajo los efectos secundarios de una medicación. Algunas enfermedades genéticas subyacentes también pueden afectar la función cognitiva superior. Para la población adulta madura, esta función también puede disminuir con el tiempo.
Si usted obtiene un puntaje/puntuación en el MHQ particularmente bajo en la función cognitiva superior (0 o menor), considere consultar con personal calificado para abordar algún problema y eliminar cualquier enfermedad subyacente. Si está en Estados Unidos y necesita ayuda para encontrar servicios locales, puede contactar a la Administración de Servicios para la Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA por sus siglas en inglés).
¿Puedo aumentar mi función cognitiva superior?
Hay algunas maneras en las que puede mejorar su función cognitiva superior. Si existe una causa externa o subyacente que está impactando su función cognitiva, abordarla puede ayudar a remediar el problema. Por ejemplo, a veces a las personas con dificultades emocionales (ej. depresión) o altos niveles de estrés se les puede hacer difícil tomar decisiones y planificar. Los episodios activos de psicosis o manías también pueden afectar los procesos del pensamiento. Cuidar de la salud emocional a su vez ayuda con la cognición.
A veces, es clave tratar una enfermedad física. Por ejemplo, hay algunas medicaciones que pueden desacelerar la progresión de la enfermedad de Alzheimer y ayudar a conservar las habilidades cognitivas por más tiempo. O, si alguien ha sufrido una lesión cerebral, con el tiempo puede desarrollar nuevas maneras de lidiar con los retos de la memoria o de resolución de problemas.
Pero si bien la medicación puede ayudar al cerebro, también puede ser el problema, generando efectos secundarios que tienen un impacto sobre la cognición. Por lo tanto, lo importante es hablar con su equipo médico para que le ayuden a identificar y adoptar la mejor manera de tratar su situación personal.
Si tiene un puntaje/puntuación de MHQ positivo en su función cognitiva superior, siempre hay formas de abrirse nuevos desafíos a lo largo del tiempo y proteger su cerebro. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) recomienda cuidar de su salud física, mantener la mente activa adquiriendo nuevos conocimientos y habilidades, y mantener las conexiones sociales. Por ejemplo, según el NIA, actividades como el voluntariado, un pasatiempo, o tomar una clase puede ayudar a fortalecer la “reserva cognitiva”. Esto puede contribuir a que el cerebro se adapte a los efectos del envejecimiento. Existe alguna evidencia de que las aptitudes cognitivas pueden enseñarse prácticamente a los pacientes mayores.
Las actividades como la atención plena y la meditación también pueden asistir en la disminución del estrés, que a su vez ayuda a mejorar la función cognitiva. Las actividades que combinan la atención plena con el movimiento, tales como yoga o tai chi pueden con el tiempo contribuir a mejorar la función cerebral. Harvard Health indica que el tai chi puede desacelerar la demencia senil en algunos pacientes y mejorar la función cerebral también para quienes no sufrían problemas previos. En una revisión de 20 estudios sobre el tai chi y la cognición, el tai chi demostró mejorar la función ejecutiva – especialmente la habilidad para hacer varias tareas simultáneas, administrar el tiempo, y tomar decisiones – aún en personas sin previa declinación en sus habilidades cognitivas.
La función cognitiva superior impacta muchas áreas de nuestra vida. Por lo tanto es beneficioso entender por qué es importante, cómo protegerla, y por qué debe pedir ayuda si la necesita.